La feria del libro de Valencia se viste y se perfuma como si todos los días fueran días de fiesta. Allí no solo huele a letras, a tinta y a personajes literarios: también huele a azahar.
¡El Jardín de Viveros está lleno de naranjos fragantes que parecen arrancados de las páginas de un cuento!
Nada más llegar, Cornelia, la bruja holgazana, nos llamó a Mar y a mí a gritos desde un estante:
-¡Aquí! ¡Estoy aquí! ¡Aquiií!
Estaba loca de contento y casi se desmaya de la emoción cuando Mar le hizo un retrato allí mismo, en la pizarra que había junto a la mesa en la que dedicaríamos los libros. Cornelia a veces es así de escandalosa (los niños la miraban con los ojos abiertos como sartenes porque ningún otro personaje llamaba a voces a sus autores).
Nos hicieron fotos bonitas con Cornelia. Si os fijáis bien, veréis a los Trogloditas, que también viajaron a Valencia y posaron junto a nosotras y la bruja.
Fue fantástico, una auténtica "sospecha", descubrir que muchos niños ya conocían a la pandilla troglodita porque habían leído "El verano que desaparecieron los Trogloditas" :-). ¡Emocionada y agradecida a todos ellos!
¡El domingo, la caseta se llenó de lectores que querían conocer de cerca a Cornelia!
Ni que decir tiene que la bruja holgazana y yo estábamos alegres como osos hormigueros dándose un festín de hormigas con alas (son las mejores).
Y el remate de un domingo perfecto... ¡Tachan! ¡Se agotaron mis libros! Por eso los libreros de Bibliocafé y yo salimos así de perdices en esta foto.
Valencia es una ciudad chula de la que no te quieres ir. Hasta hay un castillo con foso de dragones. Pero, por desgracia, no nos dio tiempo de asistir a la fiesta del nacimiento y presentación del último dragón de mar (de esos que viven cien años o incluso un siglo, según se mire).
Y esto fue, sin entrar en detalles, mucho de lo que vivimos en la Fira del llibre de 2015.
¡Gracias por tanto, ciudad bonita!
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